Todos soñamos con tener un caballo. Estos majestuosos animales conquistan a todo aquel que tiene la oportunidad de verlos. Se trata de seres extraordinariamente inteligentes, sensibles y sociales, a los que le encanta compartir su tiempo en compañía de las personas y, también, de otros caballos.
Ser propietario de un animal siempre conlleva una gran responsabilidad. Y, tener un caballo, requiere de un gran compromiso por parte de su dueño, que ha de garantizar a toda costa su bienestar. No basta con ofrecerles una cuadra en el que resguardarse si no que tendrás que cumplir una serie de cuidados básicos para que tu caballo esté saludable y feliz.
¿Cuáles son los cuidados básicos del caballo? Te lo contamos a continuación.
El refugio de tu caballo es importante. Ya sea que dispongas de un área al aire libre como si tienes una cuadra, un requisito indispensable será el tamaño.
El tamaño de las cuadras, así como de la parcela que dispongas, ha de ser el adecuado para que el caballo pueda moverse con libertad y no sufra estrés o se sienta incómodo. Además, siempre habrá de tener un lugar cubierto, dotado de un espacio acolchado, en el que resguardarse de la humedad, el sol y el frío.
La parcela ha de estar, por supuesto, cercada, para evitar que pueda escaparse o que ocurra cualquier incidente. El mejor cerco es el realizado a partir de postes de madera. Nunca con alambres de púas.
El cepillado de los caballos forma parte de su higiene diaria. Los caballos que viven en cuadras, por el tipo de alimentación que ingieren, así como por el entorno, tienden a eliminar un mayor número de toxinas a través de su piel.
Por ello, el cepillado, constituye una tarea básica para mantener su higiene en óptimas condiciones, especialmente después de realizar ejercicio físico. Además, mientras se cepilla al caballo, se estrechan lazos entre el animal y la persona. Recuerda que son animales dotados de gran sensibilidad.
Un kit básico de higiene está formado por: cepillos, rasqueta, esponja y limpiacascos.
Los cascos de los caballos son una zona muy sensible del animal, ya que soportan todo el peso y están sometidos a la fricción del terreno.
Una revisión diaria de su estado es vital para garantizar la comodidad del caballo. Retirar la suciedad que se haya acumulado o cualquier piedra que haya quedado incrustada, es muy importante para el buen estado de los cascos.
Además, se recomienda la visita al herrero cada 6-7 semanas para un limado y cuidado óptimo de los cascos.
Los caballos adultos ingieren entre 18 y 25 litros de agua al día. En verano, la cantidad asciende considerablemente, llegando a los 60 litros. Por ello, han de disponer de agua fresca y limpia durante todo el día y en grandes cantidades.
Por lo que respecta a la comida, la cantidad variará dependiendo de su peso. De media, un caballo ingiere 1 kilo de comida por 45kg de peso. Se recomienda que coman su ración diaria, repartida en 2 o 3 veces al día, y siempre a las mismas horas.
El pasto es la opción más natural que podemos ofrecerle. Ha de ser de buena calidad y suministrado en la cantidad suficiente, para evitar que digiera cualquier hierba venenosa o en mal estado. También podemos suministrarle heno y avena, mezclándolos con alfafa o remolacha.
En el caso de los caballos de deporte, la avena podría resultar insuficiente, por lo que se recomienda pienso compuesto, que les aporta los nutrientes necesarios para un rendimiento óptimo.
Dentro del cuidado de caballos, la práctica de ejercicio regular es muy importante para contribuir a su bienestar.
Los caballos son animales muy enérgicos, por lo que necesitan ejercitarse tanto para su bienestar físico como emocional. Habremos de adaptar las rutinas de ejercicio a la alimentación, edad y condición física del animal.
Por lo general, una hora de ejercicio al día durante 4 días a la semana les ayuda a quemar energía y mantenerse en forma. Siempre han de tener, al menos, un día de descanso a la semana.
Recuerda que, antes de galopar, el caballo necesita calentar sus músculos. Un paseo previo de unos 15 minutos le permitirá prepararse para un ejercicio más intenso y evitar, así, posibles lesiones.
Además de eliminar las toxinas de la piel, cepillar el pelaje del caballo hará que se mantenga fuerte, sano, suave y brillante.
El cepillado ha de realizarse siempre con las crines secas y hacia el lado izquierdo ya que, por este lado, es por el que se suele montar al caballo. De esta manera, el animal se acostumbra a recibir a la persona siempre por el mismo lado.
Vacunas, desparasitaciones regulares, así como revisiones han de ser tenidas en cuenta por los dueños del caballo, llevando un control riguroso de las mismas. En general, como medidas preventivas, se establecen:
La cuadra ha de estar provisto de una cama donde el caballo pueda tumbarse, a fin de garantizar su descanso y favorecer procesos naturales como la digestión, el sueño o la transpiración.
Una cama de paja constituye una buena opción, dado que ofrece aspectos tan importantes como un drenaje adecuado. Por lo que respecta a las variedades de paja, los expertos recomiendan la de trigo, por su color y olor. Se ha de revisar diariamente el estado de la cama y desinfectarla, al menos, una vez por semana.
Aunque habrás de descartar esta opción si observas que, el caballo, se come la paja. En tal caso, las camas de viruta se presentan como otra opción muy barajada para fabricar la cama de los caballos.
Como hemos mencionado al comienzo, los caballos son animales sociales que necesitan de la compañía tanto de humanos como de otros animales.
Si un caballo se encuentra solo por largos periodos de tiempo, afecta negativamente a su estado emocional, pudiendo desequilibrarse mentalmente. Socializar desde muy jóvenes con otros caballos, favorece el desarrollo de sus habilidades sociales, contribuyendo a su bienestar.
La socialización es una de las necesidades básicas de los caballos, a través de la cual aprenden a construir relaciones y sentirse seguros en compañía de los de su especie.